Ciencias Sociales: Presentes pero olvidadas en Inteligencia

Autor: Marta Mallavibarrena

       Si hay una situación social para la que aún no he conseguido encontrar una respuesta elegante es el momento en el que llega la pregunta “¿Y tú en qué trabajas? o ¿A qué te dedicas?”. Normalmente, mientras explico que estudié psicología no hay dudas, pero es obvio que esa comprensión desaparece en el momento que entra la palabra “inteligencia”.

      Al explicarlo tras hablar de psicología, la mayoría asume que me refiero a la “I” de “CI” (cociente, que no coeficiente, intelectual), pero tras corregirlo e indicar que es más bien la “I” de “CNI” o “CIA” es bastante sencillo adivinar a dónde ha viajado la imaginación de quien escucha: un agente secreto, estilo 007 o si la persona ya me conoce de antes, seguramente se parezca más al personaje de Penélope García en Mentes Criminales o algún estereotipo de hacker en un sótano sin ventanas. Ambas algo lejos de la realidad, por desgracia.

     En realidad, esa respuesta es la más lógica. No es un término que se utilice a diario. Desde luego no es una de las alternativas de carrera que se responden con 10 años cuando te preguntan qué quieres ser de mayor. El problema aparece cuando entre quienes sí conocen la disciplina, en una gran mayoría de los casos, sólo existen dos campos de aplicación para la inteligencia en el mundo laboral: la inteligencia de seguridad (geopolítica, estrategia, inteligencia militar) y la ciberinteligencia (threat intelligence, OSINT, data science). No ocurre lo mismo en el mundo académico, donde la oferta varía a lo largo de todo el espectro posible de disciplinas.

       Dejando de lado la inteligencia más ligada a la seguridad propiamente dicha – ya que instituciones como el CNI no publican sus posiciones de forma abierta, por motivos obvios, en plataformas como Linkedin o Infojobs – haciendo una búsqueda rápida en la sección de empleo de Linkedin con las palabras “Inteligencia” y “Analista de inteligencia” (y sus respectivas traducciones al inglés) se puede observar que las empresas que publican este tipo de ofertas de empleo pertenecen, en su mayoría, al sector tecnológico y de las comunicaciones, o bien se trata de empresas de outsorcing y consultoría de RRHH. En un porcentaje menor se muestran empresas de publicidad y marketing o de servicios financieros, con ofertas relacionadas con la reputación las primeras, y con inteligencia financiera las segundas.

Debido a la estructura de publicación de LinkedIn, los sectores no son excluyentes, por lo que la misma empresa podría pertenecer a más de uno y la suma de porcentajes será mayor al 100%. El mismo criterio se aplica a la función laboral, donde también destaca la gran cantidad de puestos que requieren una formación técnica: un 81% de las ofertas incluían la función laboral en las categorías de «Tecnología de la información» e «ingeniería«, y un 28% en la categoría de «ventas» con cargos como Ingeniero de Software (5%) o analista de inteligencia empresarial (7%).

       Cada día ocurren incidentes que nos recuerdan la creciente importancia de la ciberseguridad, y su consiguiente necesidad de profesionales del sector, por lo que este panorama laboral en plataformas de búsqueda de empleo está más que justificado. La duda que plantea es ¿quiere esto decir que con la aparición de este tipo de perfiles, los demás no son necesarios? una vuelta más al clásico debate sobre si el factor humano aporta algún valor añadido al producto de la tecnología. Sin entrar realmente al gran debate, que termina siendo una cuestión más filosófica que aplicada, precisamente en el campo de la inteligencia, la pluralidad de perfiles debería ser el eje sobre el que articular los equipos de trabajo. Incluso dentro de la ciberinteligencia, el phishing o cualquier forma de ingeniería social se asientan precisamente sobre teorías provenientes de la psicología y la sociología; no podemos hablar de amenazas internas y fugas de información sin tener en cuenta los recursos humanos de la organización; una huella digital puede profundizarse más si se aplican conocimientos sobre la conducta humana.

       Con la intención de demostrar, más que teorizar, este papel que juegan las ciencias sociales, en próximos post publicaré una serie de casos ficticios, con información real obtenida de fuentes abiertas, aplicados a un sector en absoluto ajeno al mundo «ciber» como es del gaming y los eSports.

“The real question is not whether machines think but whether men do. The mystery which surrounds a thinking machine already surrounds a thinking man.”

― B.F. Skinner, Contingencies Of Reinforcement: A Theoretical Analysis